Las plantas medicinales como sistemas multicomponentes

Las características particulares de las drogas vegetales (parte de la planta utilizada en terapéutica) y sus extractos (complejidad, acción moderada, desconocimiento de componentes activos…), así como factores económicos, dificultan el diseño y realización de estudios terapéuticamente relevantes, tanto en el ámbito experimental como el clínico1.

Las plantas medicinales y sus extractos son sistemas multicomponentes con una composición compleja. Además de sus ingredientes activos principales que determinarán el tipo de acción que producirán, contienen otros componentes que pueden modificar el efecto de los principales (coadyuvantes), por ejemplo modificando su estabilidad o su biodisponibilidad (vitamina C y flavonoides). También en las plantas medicinales se encuentran otras sustancias sin actividad farmacológica (matriz inerte) o que incluso pueden causar efectos adversos, por su toxicidad o por su potencialidad alergénica. Esta complejidad, explica por qué, de una misma planta pueden elaborarse productos (medicamentos) con acciones cualitativamente distintas, dependiendo de la droga utilizada, su calidad (cultivo, recolección, procesado…), el disolvente y el proceso empleado para su extracción y la presentación galénica final2. Las consideraciones anteriores cobran especial importancia en el aspecto relacionado con la seguridad y uso racional de las plantas medicinales, en particular, con las posibles interacciones que puedan originarse.

Dado que la composición bioquímica de una planta, como ser vivo que es y sujeta a constantes procesos de síntesis y degradación, es compleja, sería una tarea inabarcable abordar cada uno de sus componentes y su posible interacción con un fármaco de síntesis química (perfectamente aislado y caracterizado). Por tanto, para comprender y en algunos predecir las posibles interacciones, es importante tener presente los grandes grupos de principios activos, que según su origen biosintético3, están representados en las plantas medicinales.

Imagen 1. Complejidad de las drogas vegetales. Tomado de: Franz, G. & A. Vlietinck (2001): “Results and methods of work of the European Pharmacopoeia”. Pharmaeuropa 2: 17-25.

Principios activos según su origen biosintético y su implicación en posibles interacciones

Dentro de los polisacáridos heterogéneos, los grupos de las sustancias pécticas, gomas y mucílagos, tienen especial relevancia, debido a su elevada hidrofilia y la capacidad de absorber agua, toxinas, pero también sustancias farmacológicas, por lo que tendrán que ser tenidos en cuenta en las posibles interacciones relacionadas con la absorción.

Las plantas ricas en lípidos (aceites vegetales), condicionaran la absorción de micronutrientes y fármacos, dependiendo de su carácter liposoluble o hidrosoluble.

Los aminoácidos se pueden encontrar en las plantas en forma libre, cumpliendo una gran variedad de funciones fisiológicas. También los vegetales son ricos en compuestos enzimáticos, destacando las enzimas proteolíticas bromelaína o papaína presentes en la piña (Ananas comosus (L.) Merril.) y papaya (Carica papaya L.), respectivamente. La bromelaína puede aumentar el efecto de medicaciones anticoagulantes debido a su efecto inhibidor de la agregación plaquetaria4, así como los niveles sanguíneos de tetraciclinas5. Dado que la bromelaína puede aumentar los niveles de algunos antibióticos en sangre y orina, usada racionalmente en su combinación con antibióticos, ha demostrado su mayor eficacia que el antibiótico solo, por lo que permitiría reducir la dosis de este último y conseguir un mayor efecto6.

Prácticamente todos los vegetales, como consecuencia de su metabolismo secundario normal, son capaces de biosintetizar un elevado número de compuestos fenólicos. Dentro de los fenoles sencillos destaca la hidroquinona, presente, por ejemplo, en la gayuba (Arctostaphylos uva-ursi Sprengel), que produce su efecto antiséptico al ser eliminada por vía urinaria si se mantiene el pH alcalino, su uso simultáneo con sustancias que modifican el pH de la orina, serán determinantes para su función.

Las cumarinas constituyen un grupo muy amplio de principios activos fenólicos, con efectos sobre el sistema vascular, tanto arterial como venoso (Aesculus hippocastanum L.). También presentan cierta utilidad en el tratamiento de algunas alteraciones de la piel, por sus propiedades fotosensibilizantes. Estas acciones habrán de tenerse en cuenta para prever posibles interacciones.

Los derivados del fenilpropano incluyen a los principios activos más representativos de la cúrcuma (Curcuma longa Vahl.) y del jengibre (Zingiber officinale Roscoe). El jengibre se considera un “potenciador de la biodisponibilidad”, concepto que tiene su origen en la Medicina Ayurvédica, en concreto del ” Trikatu “, fórmula tradicional que contiene pimienta negra (Piper nigrum), pimienta larga (P. longum ) y jengibre ( Z. officinale). La piperina se ha utilizado para aumentar la biodisponibilidad de diferentes fármacos desde un 30 a 200% y ha demostrado una gran eficacia, a la hora de aumentar la biodisponibilidad de la curcumina. El jengibre puede aumentar la biodisponibilidad de diferentes antibióticos, tales como azitromicina (85,0%), eritromicina (10,5%), cefalexina (85,0%), cefadroxilo (65,0%), amoxicilina (90,0%) y cloxacilina (90,0%)7. Otros potenciadores de la biodisponibilidad son la quercetina, genisteína, naringina, glicirricina, el ajo, o el aloe8.

Los flavonoides están ampliamente repartidos en el mundo vegetal. Además de ser responsables de la coloración de muchas flores, frutos y hojas, intervienen en la polinización atrayendo a los insectos, protegen a las plantas de la radiación UV y ejercen una eficaz acción antioxidante. Los flavonoides pertenecen a la gran familia de los polifenoles, que también incluyen a los flavonoles, ácidos fenólicos, alcoholes fenólicos, estilbenos, taninos y lignanos. En general, debido a su baja absorción, se ha sugerido que sus principales sitios de actividad antioxidante son el estómago y el intestino. Hay evidencia acumulada que sugiere que la microbiota intestinal juega un papel significativo en el metabolismo, la biodisponibilidad, y la bioactividad de los polifenoles en la dieta9,10,11. Plantas medicinales como la hierba de San Juan (Hypericum perforatum L.), el ginseng (Panax ginseng C.A. Meyer), la cimicífuga (Actaea racemosa L.), la equinácea (Echinacea sp. ), el arándano (Vaccinium macrocarpon Ait.), o el jengibre (Z. officinale) son fuentes ricas de un vasto conjunto de compuestos polifenólicos. Estas y otras fuentes vegetales de polifenoles merecen especial atención cuando se analiza la actividad del sistema citocromo P45012. Las interacciones entre los polifenoles y el CYP3A4 son importantes debido a sus implicaciones potenciales para el metabolismo de fármacos.

Las propiedades más interesantes de los taninos se deben a su capacidad de combinarse con diversas sustancias, formando complejos. Pueden actuar como inhibidores enzimáticos al precipitar la fracción proteica de las enzimas. Este hecho permite en ocasiones la buena conservación de otros principios activos de las drogas, como por ejemplo de algunos heterósidos, ya que impiden su hidrólisis enzimática. También se han utilizado como antídotos en diversos envenenamientos, por ejemplo con alcaloides tóxicos, debido a la propiedad de formar complejos con los mismos.

Las quinonas son compuestos muy abundantes en la naturaleza. Aparecen tanto en vegetales superiores, como en hongos y bacterias. Las antraquinonas son un grupo de quinonas, que confieren a los vegetales que las poseen: cáscara sagrada (Rhamnus purshianus DC.), sen (Cassia sp.), frángula (Rhamnus frangula L.), ruibarbo (Rheum officinale Baillon.) o aloe (Aloe sp.), propiedades laxantes o purgantes según las dosis administradas. Aumentan la motilidad intestinal por acción directa sobre las terminaciones nerviosas y actúan también sobre el movimiento de agua y electrolitos. De especial interés son las posibles interacciones con fármacos antiarrítmicos tipo quinidina o con los digitálicos. También hay que contemplar posibles desequilibrios electrolíticos con riesgo de hipokalemia.

Los aceites esenciales son mezclas complejas, que presentan la característica común de su volatilidad. Algunos aceites esenciales pueden resultar tóxicos, principalmente a nivel del sistema nervioso central (SNC). Al cineol se le atribuye una ligera actividad epileptógena y además podría interaccionar farmacocinéticamente con algunos fármacos, ya que activa el sistema microsomal hepático, incrementando los procesos metabólicos13. Por el contrario, el uso de aceites esenciales, en general, puede originar interesantes sinergias con la terapia antibiótica14.

Algunas de las plantas medicinales más utilizadas en Fitoterapia como la valeriana (Valeriana officinalis L.), el harpagofito (Harpagophytum procumbens DC) o las hojas de olivo (Olea europaea L.), contienen principios activos de naturaleza iridoídica. El ácido valerénico y los valepotriatos actúan sobre el complejo GABAA de forma similar a los barbitúricos, potenciando la actividad GABAérgica, aunque también se postula la posibilidad de que actúen a nivel presináptico en el sistema neuronal GABAérgico, inhibiendo la recaptación y el metabolismo del GABA15.

Los triterpenos (tetra y pentacíclicos) y esteroides, constituyen compuestos de gran interés clínico, ya que dentro de ellos se engloban a los saponósidos y los heterósidos cardiotónicos. Entre las drogas vegetales que poseen saponósidos destacan la raíz de regaliz (Glycyrrhiza glabra L.), el rizoma de rusco (Ruscus aculeatus L.), la corteza y semillas de Castaño de Indias (ya mencionada en el apartado de las cumarinas) o la raíz de ginseng. El consumo de regaliz en cantidades muy excesivas o durante largos períodos de tiempo, puede dar lugar a la aparición de edemas, hipertensión, hipokalemia y otros efectos mineralcorticoides. Los saponósidos en su conjunto, presentes en el Castaño de Indias se denominan escina y pueden desplazar a otros fármacos de su unión a proteínas, pudiendo resultar nefro y hepatotóxicos en pacientes con alteraciones de estos órganos. Aunque no hay un criterio uniforme, se recomienda no sobrepasar la dosis de 2g/día de ginseng y tratamientos no superiores a 3 meses. En tratamientos muy prolongados y en concentraciones mucho más elevadas de las nombradas anteriormente, podrían originarse trastornos semejantes a los que producen los corticoides (hipertensión arterial, nerviosismo, insomnio…).

El grupo de los alcaloides incluye principios activos dotados de actividades marcadas y/o de toxicidad, dado que se han descrito más de 5000 tipos diferentes de alcaloides, sus acciones y posibilidad de interacción pueden ser muy diversas.

Redactor: José Daniel Custodio – Licenciado en Biología – Máster en Fitoterapia Clínica
Centro: e-S Health, SCCL, Parc Científic Universitari Tecno Campus Mataró-Maresme

Referencias:

  1. Cañigueral S. La Fitoterapia: ¿una terapéutica para el tercer milenio?. Revista de Fitoterapia 2002; 2 (2):101-121.
  2. Franz, G. & A. Vlietinck (2001):“Results and methods of work of the European Pharmacopoeia”. Pharmaeuropa 2: 17-25.
  3. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Catálogo de Plantas Medicinales. Madrid: Departamento Técnico; 2008.
  4. Heinicke RM, van der Wal L, Yokoyama M. Effect of bromelain (Ananase) on human platelet aggregation. 1972;28(10):844–845.
  5. Bradbrook ID, Morrison PJ, Rogers HJ. The effect of bromelain on the absorption of orally administered tetracycline. Br J Clin Pharmacol. 1978 Dec;6(6):552-4.
  6. Monograph. Altern Med Rev. 2010 Dec;15(4):361-8.
  7. Qazi GN, Tikoo GL, Gupta AK, Ganjoo SK, Gupta DK, Jaggi BS, et al.et al., inventors. Bioavailability enhancing activity of Zingiber officinale and its extracts/fractions thereof. 2002. European Patent Number EP 1465646.
  8. Kesarwani K, Gupta R, Mukerjee A. Bioavailability enhancers of herbal origin: an overview. Asian Pac J Trop Biomed. 2013 Apr;3(4):253-66.
  9. Parkar S. G., Trower T. M., Stevenson D. E. Fecal microbial metabolism of polyphenols and its effects on human gut microbiota. Anaerobe. 2013;23:12–19.
  10. Parkar S. G., Stevenson D. E., Skinner M. A. The potential influence of fruit polyphenols on colonic microflora and human gut health. International Journal of Food Microbiology. 2008;124(3):295–298.
  11. Bolca S., van de Wiele T., Possemiers S. Gut metabotypes govern health effects of dietary polyphenols. Current Opinion in Biotechnology. 2013;24(2):220–225.
  12. Basheer L, Kerem Z. Interactions between CYP3A4 and Dietary Polyphenols. Oxid Med Cell Longev. 2015;2015:854015.
  13. Miyazawa, M., & Nakanishi, K. (2006). Biotransformation of (−)-menthone by human liver microsomes. Bioscience, biotechnology, and biochemistry, 70(5), 1259-1261.
  14. Bag A, Chattopadhyay RR. Evaluation of Synergistic Antibacterial and Antioxidant Efficacy of Essential Oils of Spices and Herbs in Combination. PLoS One. 2015 Jul 1;10(7):e0131321.
  15. Becker A, Felgentreff F, Schröder H, Meier B, Brattström A1. The anxiolytic effects of a Valerian extract is based on valerenic acid. BMC Complement Altern Med. 2014 Jul 28;14:267.
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